sábado, 16 de junio de 2012

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Este verano se celebran los XXX Juegos Olímpicos en Londres. Cada 4 años el mundo atiende a los preparativos y ceremonias para los acontecimientos deportivos más importantes del planeta y mientras la antorcha olímpica sigue su recorrido, todos los ojos se dirigen a la capital inglesa.



La candidatura de Londres no fue una de las más rompedoras de las presentadas, se caía por diversas parte, como en el hecho de que ya se hubieran celebrado otros dos juegos en ella, la carencia de infraestructura de transportes o que los londinenses tampoco se mostraban muy ilusionados por la idea.

No obstante, 7 años después de que Londres saliera elegida sede la ciudad se vuelca con los Juegos, se han construido algunas de las instalaciones deportivas más completas, eficientes y modernas del mundo, en un proyecto volcado en la sostenibilidad y la utilidad a largo plazo. También se ha desplegado una operativo de seguridad no visto en suelo británico desde la Segunda Guerra Mundial, que no obstante ha levantado más polémica que ningún otro aspecto al rededor de los juegos.

Los 8 millones de entradas para los juegos se han vendido como golosinas delante de  un colegio y han sido objeto de polémica al considerarse su precio excesivo y agotarse, en lo que a los eventos principales se refiere, casi en horas.

Ha habido incluso escándalos por estafas en la lotería especial olímpica y en la adjudicación de los presupuestos, y se ha recrudecido la presión sobre los ciudadanos a través de medidas de seguridad que han sido calificadas de paranoicas.

No los Juegos seguirán siendo lo que han sido siempre, una catapulta para los sueños de más de cien mil atletas de todo el mundo, olímpicos y paralímpicos, y un poderoso símbolo de la excelencia y el potencial humano.

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